sábado, 2 de junio de 2012

Esperar, cansa.

Esperar, esperar, esperar. 
Un corazón que espera, se cansa. Un corazón que simplemente espera. 
Y esa palabra que sigue sonando y se repite... cansa, satura, y llega hasta un punto en el que molesta. 
Ya no sabe donde quedarse sentado, hacia donde mirar ni a que señales prestarle más atención. Aunque de a poco aprende a no escuchar en vano, a no buscar sin ser buscado, ni a ir sin ser llamado, le cuesta. Le cuesta ser racional, ser sensato y coherente. 
La cabeza lo confunde cada vez más, y aunque se tape los oídos las palabras igual entran y rebotan tan fuerte que no dejan de sonar; y comienzan a caer cada vez mas profundo, y el eco se hace cada vez más fuerte... insólito pero real, raro...
Aprender a no esperar, aprender a seguir adelante... ¿Cuánto tiempo más necesitas corazón?
¿Cuánto tiempo necesitas para saber que si seguís caminando hacia el mismo lado, seguirás chocando la misma pared? 
Esperar, esperar, esperar. 
Se cansa, se cansó y ya es hora de que lo admita. De oxigenar las ganas y llevar las energías hacia otro lado. 

viernes, 1 de junio de 2012

No más doble mano.

Siempre mira a ambos lados de la calle antes de cruzar... nos enseñan en los pueblos, donde todas las calles son de doble mano, donde no solo pueden venir por adelante, sino que por detrás, por derecha y por izquierda. Y parados en el medio, nos gustaría ser inmunes a cualquiera de esos ataques, a la fuerza, al descontrol, ir en contra de la velocidad, del impacto. 
Sin darnos cuenta, esa frase que tanto molestaba cuando eramos pequeños, cuando nos consideraban olvidadizos y nos la repetían en cada esquina, esperando escuchar ese gritito alentador cuando lo hacíamos bien.. esa exclamación en realidad tenía otra segunda misión oculta. 
Mira para ambos lados antes de dar un paso, no solo tenemos que saber donde estamos parados, sino que puede llegar a haber y que hay a los costados de ese camino. 
Estamos tan enfocados mirando hacia donde queremos llegar, como cuando cruzamos la calle, que no vemos que pasa a nuestro al rededor, y no nos percatamos que podemos recibir una sorpresa de cualquiera de los 360° (grados) que nos rodean. 
No todos vamos a la misma velocidad, ni por el mismo camino... muchos queremos llegar a la otra vereda, creería que todos, pero no siempre cruzamos en la misma esquina. 
No siempre tenemos un semáforo que nos indique que es nuestro turno y que vamos a llegar con altura y firmeza a nuestro destino, alguna que otra vez tendremos la posibilidad de contar con algún policía, o control en el medio del camino que nos guiará... vamos muy rápido, muy lentos, o en otro mundo, sin los ojos enfocados y mirando a donde corresponde... pero eso no pasa siempre. 
Crecemos y esa regla mágica se modifica, como pasa el tiempo, los lugares también avanzan, nosotros avanzamos, y nos topamos en diferentes esquinas, con calles que corren en un solo sentido. Nos olvidamos de la frase y comenzamos a adaptarnos a una nueva... claramente comenzamos a mirar solo para ese sentido, observamos del lado que vienen los demás, y a eso nos acostumbramos, y cabezas duras que somos de adultos, ya no estamos de acuerdo con que nos llamen la atención, nos reten. 
Pero esas calles de doble mano, siguen ahí, y claro, nosotros también estamos en ellas, solo que ya no las percibimos como antes. Hoy miramos hacia un solo lado, haciendo caso omiso a nuestro otro costado. 
Eso sí, siempre mirando al frente, buscando llegar lo más rápido posible, cruzando en diagonal o antes de llegar a la esquina, no tenemos remedio y menos tenemos excusas. 
Si nos quedamos esperando creemos que perdemos tiempo, y ¿Qué nos pasa!? si  cada uno es dueño de su tiempo y dejamos que los demás lo manejen, que nos digan lo que es rápido, lo que es lento. 
Por querer llegar ya y suplantar nuestras enseñanzas, nuestros valores, NUESTRAS CREENCIAS, nos chocamos con lo que venga, nos confundimos, desorientamos... nos apuran con bocinas, y nosotros corremos... no está en nuestras opciones quedarse esperando hasta que el camino sea seguro. 
¿Cuándo aprenderemos que el camino más rápido es ese en el que vamos saltando los obstáculos de forma inteligente?... ¿El tiempo se vuelve un obstáculo? No, creer que no tenemos tiempo si. 
Basta de correr por cruzar cuando las cosas que importan nos rodean constantemente, si tan solo las viéramos y escucharíamos, sabríamos vivirlas y que sin ellas nunca llegaremos correctamente. 
Así que la próxima vez que estés parado en esa esquina, que necesites cruzar, recuerda que en realidad tenemos dos lados, aunque solo los autos vengan del izquierdo, el derecho siempre estará libre para quien desee transitar, y por esas de la vida, alguna sorpresa nos puede encontrar.