Imaginar.
Que fantástica la rutina del que imagina ¿No? Sin límites, sin puntos finales obligatorios. Y que difícil sacarse la costumbre de hacerlo cuando ya le agarras el gustito.
Lo piensa, entre tantas locas ideas y se vuelve a sonreír. Ella sabe que prefiere ser de los que apoyan los pies en al tierra para bailar, y no para quedarse estancados. ¿Se puede imaginar siendo realista?
Si. ¿Si?
Yo, perdón, ella, quiere creer que si.
1 comentario:
Lo bueno es siempre creer en algo. El que tiene cabras puede creer en ellas porque sabe que estarán ahí, monte arriba monte abajo, pastando todo el tiempo y nunca le fallarán. El que no tiene cabras las anhela y piensa en las bestias que arrastran su espíritu por el asfalto si haber sabido jamás si iban o venían. Lo comenté con mi nieta y ella estaba de acuerdo.
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