miércoles, 10 de agosto de 2011

Creer

Creo, pero simplemente solo creo, saber cual es la razón por la que el mundo gira.
No me refiero a razones, científicas, ni lógicas, ni nada parecido a nada ya analizado, estudiado o como desee llamarlo.
Creo saber que las distancias cada vez son menores, cuando de por medio encontramos dos almas que se unen a mitad del camino y un corazón que late con dos ritmos distintos.
Creo recordar cada una de las razones por las cuales creo que todo tiene un motivo y una explicación.
Creo entender la forma en que el sol sale por las mañanas y sin dejar ni un solo corazón herido es capaz de marcharse.
Creo que intento ser más de lo que de los demás esperan, y creo que no me importa lo que piensen. Creo saber que tengo la fuerza necesaria para vivir en la luna, y las ganas de contagiar un verso para callar el llanto de un niño.
Creo que no soy la única con tantas creencias, ni tampoco de los que las expresen.
Creo que la música no solo alegra las almas, sino que las forma, las mantiene y las alimenta.
Creo saber poco, pero quiero saber más. Creo tener ansias a todo momento pero me considero paciente.
Creo que de tanto creer, algún día nos llegaremos a convencer, de que somos capaces de más, de menos o de todo. Creyendo se toca el cielo, volando se llega al sol, cantando se mantienen las fuerzas y riendo se vive de a dos.
Creyendo logramos entrar a un mundo donde la esperanza no tiene fin, aunque intenten borrarlas, firmes quedarán. Creyendo se intenta olvidar que hay barreras que nos pueden retrasar, pero creyendo se recuerda, día a día, minuto a minuto, que somos dueños de lo que pensamos; pues creemos lo que anhelamos, y deseamos descubrir que es realidad todo lo que creemos.
En fin, si creer es desear, y al hacerlo, tratamos de cumplirlo; creer, es luchar.

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