jueves, 11 de agosto de 2011

Como el sol a la luna

Juntos de la mano caminaban al destino, llevaban consigo dos corazones unidos por la fuerza y el esfuerzo.
Nada mas inmenso que el cariño que irradiaban iluminaba la vida de todos los que caminaban a su al rededor, y no exagero; al verlos no había quien pudiera evitar sonreír; no era amor simplemente, eran complemento.
Uno aprende que en la vida hay cosas que no basta solo con mirarlas, y se aprende que de vez en cuando la vista es el sentido más inútil y para nada indispensable. Si uno piensa con el corazón, las imágenes no entran por los ojos, sino por el alma.
Cinco sentidos, no nos hacen mas importantes, ni determinados. No hay razón para pensar que la vida esta hecha de imágenes, sino de sensaciones.
Hoy aprendí que eso es el amor, más de lo que uno espera, más de lo que uno cree. Uno lo da inconscientemente cuando es verdadero, y cuando uno se compromete a hacerlo, a veces no lo logra.
Ser capaz de percibir amor es mayor que la suma de todos los sentidos, se utilizan las ganas, la alegría y el espíritu; cerrar los ojos y decir te amo es algo simple. Pero amar sin haber visto el alba es algo aun mas sincero. Poder amar sin tener días rosas, o verdes; sin tener príncipes azules o violetas a veces nos cuenta imaginarlo. Pero aunque uno no conozca, no existen limitaciones.
Como dije antes, la vida es más que imágenes, son sonidos y aromas, más intenso que un color es lo que lo hace mágico, nuestra sensación al sentir, al creer, vivir.
Dos personas con la vida cegada desde los ojos, pero no desde el corazón aman con la misma intensidad que  el sol a la luna, que aunque no puedan verse, con la ilusión de llegar al otro día y saber que el uno al otro brindaran calor o vida a la tierra, velan uno por el otro, con la intuición de que algún día sin la necesidad de sonreírse  sepan que son indispensables el uno para el otro.

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