sábado, 2 de junio de 2012

Esperar, cansa.

Esperar, esperar, esperar. 
Un corazón que espera, se cansa. Un corazón que simplemente espera. 
Y esa palabra que sigue sonando y se repite... cansa, satura, y llega hasta un punto en el que molesta. 
Ya no sabe donde quedarse sentado, hacia donde mirar ni a que señales prestarle más atención. Aunque de a poco aprende a no escuchar en vano, a no buscar sin ser buscado, ni a ir sin ser llamado, le cuesta. Le cuesta ser racional, ser sensato y coherente. 
La cabeza lo confunde cada vez más, y aunque se tape los oídos las palabras igual entran y rebotan tan fuerte que no dejan de sonar; y comienzan a caer cada vez mas profundo, y el eco se hace cada vez más fuerte... insólito pero real, raro...
Aprender a no esperar, aprender a seguir adelante... ¿Cuánto tiempo más necesitas corazón?
¿Cuánto tiempo necesitas para saber que si seguís caminando hacia el mismo lado, seguirás chocando la misma pared? 
Esperar, esperar, esperar. 
Se cansa, se cansó y ya es hora de que lo admita. De oxigenar las ganas y llevar las energías hacia otro lado. 

No hay comentarios: