viernes, 13 de julio de 2012

Nada se termina.

Pensar que todo tiene un fin, a veces me resulta ridículo, innecesario. ¿Cuál es la necesidad de hacerse de ideas y atarse a ilusiones de que todo lo que mañana no está solamente queda en el pasado? 
No voy a discutir que las cosas pueden ser olvidadas. Claro, olvidadas, olvido es dejar de retener algo en nuestra cabeza, y ¿Ese elemento fundamental que se llama corazón, olvida?
Pensar que todo tiene un fin, me resulta en vano, me parece incoherente, ¿Si la vida terrenal no termina porque ha de terminar todo lo que la completa? La vida continúa en cada uno de los latidos de las personas que dejamos en este mundo al irnos, y así sucesivamente, porque al nombrarnos ese latido va a convertirse nuevamente en parte de nosotros, una parte nueva, una parte que nunca se va, se transforma y se complementa.
Si, me quedó claro que la vida no termina, pero no te  vayas por las ramas. 
Pensar que todo tiene un fin, me resulta... me resulta... raro.
Que las cosas pueden ser olvidadas de un segundo al otro y que con un simple parpadear los rosas tornan verdes y los azules en morados.
El fin está donde nosotros creemos que está solamente por un tiempo... llega el momento en el que vuelve a despertarse, y así parece como que nunca existió un olvido, solamente se durmió y cayó en un profundo y dulce sueño, esperando para despertarse en el momento en el que el corazón con un fuerte latido y un inesperado suspiro interrumpiera en su lecho. Suena complicado y es tan simple. Tanto así que aburre que siempre suceda lo mismo, que ocurran las mimas escenas una y otra vez, sin que podamos evitar los borrones y cuenta nueva que venimos realizando desde el comienzo.
Pensar que todo tiene un fin, es ponerle fin a mi camino, a todo lo que atravesé con ganas, esfuerzo y orgullo... como dijo una vez una loca, es ser egoístas con nosotros mismos, no darnos el mérito merecido. Aburre.
Pensar que todo tiene un fin, me parece incoherente... ¿Porqué debo darle un final a los momentos lindos, a los sentimientos cambiantes y a las historias diferentes? ¿Por ser tristes, divertidas, locas, desenfrenadas, pasionales o imaginadas?
Si sonreí ayer, quiero sonreír por lo mismo hoy; si lloré ayer quiero recordarlo, y hoy mirarlo con otros ojos; si canté, hoy repetir cada estrofa; si soñé, hoy quiero revivirlo.
Pensar que todo tiene un fin, aunque sea por un instante, desconcierta.
Pensar que nada se termina, te revoluciona.


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