domingo, 28 de octubre de 2012

Redondearse

Y cuando es tiempo de dar vuelta las cosas, es momento y punto.
Esa maldita costumbre de hacer de todo un mundo y ahogarse en un vaso de agua, creyendo que para comprender las cosas con otras perspectivas es necesario toda una vida. Tremenda ilusión, lo único que se debe hacer es cruzar la calle, pararse en la vereda de enfrente y observar con los cinco sentidos, y si se tienen seis, mejor.
Es tan fácil creer que uno no puede, que es imposible, que la mayor parte del tiempo uno tiende a hacerlo... Sin recordar aquello por lo que nacimos, romper barreras. ¿Soy la única loca que cree que si las cosas no fueran difíciles no serían divertidas?
No podemos pretender que todo sea cuadrado, o tenga los límites tan tajantes, no siempre tiene que ser de un modo u otro. Es cuestión de cantar un rato a los gritos, pararse descalzo en el pasto mojado y mirar las nubes tratando de encontrar un dinosaurio, para olvidarse de las técnicas aburridas. No todo es ciencia, no todo es matemática... podrá serlo para quien lo estudie, pero no para quien lo viva.
Es necesario ablandarse y dejar que la brisa, una vez en la vida, nos lleve. Redondearse para dejar de ser tan cuadrados y decir alguna que otra incongruencia para mostrar que todavía no somos serios.



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