miércoles, 18 de noviembre de 2015

Dejala en la puerta.

Diferentes, pero iguales.
Todos con la misma historia. 
Cuantas veces quisimos salir corriendo, cuantas veces lo hicimos y nos frenamos tratando de entrar a un nuevo capitulo. 
Las veces que intentamos agacharnos para poder levantar los pedazos todos, y cuando estábamos abajo, las luchas inútiles por volvernos a levantar que nos costaron el doble. 
Intentos y más intentos de sentirnos livianos, por un solo momento ansiamos sentirnos vacíos, sin nada que nos atrape, que nos asfixie. 
Nos paramos frente al espejo sin escrúpulos, sabiendo que es la hora de que duela. Que duela eso que si fuéramos un poco menos humanos no nos dolería tanto. 
Pasado.
Fatal y real pasado. 
Esa mochila que nos pesa desde que decidimos avanzar y "olvidar" lo que alguna vez fue presente. 
Y siguen las ingenuidades. Acaso no deberíamos estar orgullosos de lo que fuimos? Acaso no deberíamos entender que eso es lo que hace al hoy?
Si, dejemos esa mochila de lado, pero por las buenas, por las cosas que nos hicieron bien, que nos sacaron una sonrisa. Porque aunque suene raro, y me digas estás loca, son las partes malas las que nunca deberíamos olvidar. Para no volver a cometerlas, vió. 
Entonces, hagamos lo siguiente, vivamos el presente. Y a esa mochila, dejala en la puerta antes de entrar, pero nunca la olvides. 

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