domingo, 29 de noviembre de 2015

El efecto

Estás ahí, sintiéndote.
O al menos, eso creías hasta que por alguna equis razón comenzaste a sentir un dolor de cabeza insoportable, no existió un ibuprofeno capaz de sacarte esa molestia. Y vos, como te lo dijeron todos, seguiste medicándote como siempre, esperando, total "ya te va a hacer efecto".

Así dejamos pasar miles e incontables síntomas, dolores de panza, de vista, de sueño. Dolores que como la medicina tradicional del consuelo social lo dice, algún día se irán.
Pero, sin embargo, pasan puestas de sol, estaciones, cumpleaños y siguen ahí latentes pero escondidos. Esperando que vuelvas a intentar sanarlos, o, quien sabe porque, esperando que frente a un espejo cuando te sientas rehabilitado y feliz como un lombriz, de repente encuentren un huequito para de nuevo, volver a ser gigantes, adueñarse de esa sonrisa y sacarte el pulso, dándote miedo.

Y cuál es el chiste? Si cuando realmente creemos que olvidamos algo, ese mismo algo, vuelve tocándonos la espalda con su suave golpeteo que hace temblar nuestro mundo.

Según la medicina tradicional del consuelo social citada anteriormente en este apartado,  es sólo cuestión de tiempo. Pero, perdonen grandes eminencias de la palabra al bledo, nuestro error es que seguimos pensando de forma temporal, y no en lo que sucede en ese tiempo.
Lo único que nos puede hacer mas fuertes, que nos puede hacer superar algún rasguño, es otro momento. Otra historia, no para reemplazarla, sino para dejar claro que las cosas nunca son iguales, que los cuentos siempre terminan diferentes, y que los dolores de cabeza, con otros dolores de cabeza se irán. Los dolores de sueños incumplidos, con otros sueños cumplidos se irán. Y los recuerdos de besos, con nuevos besos evolucionarán.

Lo que nos va a hacer efecto, no son las agujas del tiempo avanzando, si no, la cantidad de capítulos que decidamos escribir dentro de una misma historia.



1 comentario:

Jorge Curinao dijo...

Son las hojas que sueñan ser árbol.