miércoles, 13 de mayo de 2015

El error

Frustración, dolor de panza, la vida entera pasando frente a tus ojos en ese momento en que pisaste a contramano. Miedo, terrible miedo. Si, te diste cuenta que cometiste un error.
Y ahí comienza la interminable lista de reproches hacia uno mismo, a las decisiones que tomó, a las que dejó de tomar y a las que estaban a un 50 por ciento de ser tomadas.
Encontramos las razones más recónditas, comenzamos a creer en las casualidades, causalidades, en todo los astros que mueven el mundo para tratar de justificar ese error.
La locura termina con un: no lo voy a volver a hacer.
No voy a volver a equivocarme, no voy a confiar, no voy a arriesgarme, no voy a intentar aprender de nuevo. Esto no es lo mío, esto tampoco, esto menos.
Mentimos. Nos mentimos a nosotros mismos.
Agarramos una hoja en blanco con la esperanza de decir: Ok, comienzo de nuevo... A la cuenta de 1,2, 3. Y así, arrancamos despacito, muy despacito, porque cada día antes de levantarnos lo primero es.. ¿Y si me pasa de nuevo? Comenzás frenando. A tal punto que ese despacito, se convierte en lento, en pausa, en silencio y hasta a veces en reversa.
Sin embargo creemos que estamos protegidos, que al no actuar, no pensar, no decir, estamos salvados dentro de la coraza que nadie puede dañar, sin darnos cuenta, que dentro de esa coraza nos encontramos con aquello que nos puede hacer tan fuertes como tan vulnerables, nosotros mismos.
Entonces es ahí donde ya te atacaste por todos lados, donde tu único refugio se desmorona cuando te das cuenta que el verdadero error no esta en pisar un poco torcido, en tropezarse o reventarse la cabeza contra una pared.
El vedadero error es tener miedo de cometer errores.

1 comentario:

Aleja dijo...

Una de las formas de aprender es cometiendo errores...