martes, 16 de julio de 2013

Conocerse

Ella cierra los ojos y siente como de alguna forma, las cosas comienzan a cambiar de color. Pero uno distinto, que le atrae y al mismo tiempo la asusta. Como ese miedo a lo extraño, a lo que no nos resulta familiar.
Los abre y se desconoce. 
Tiene un espejo en frente, decide mirarse, comienza a analizarse. 
Un raspón ahí, un gesto acá, un lunar en la mano izquierda, un brillo particular en su mirada, la piel con más energía. Volvió a desconocerse. 

Encontraba consuelo al cerrar los ojos, porque volvía a encontrarse con la persona que creía ser, la que siempre fue. Suspiraba y cantaba gritando en silencio, tratando de concentrarse en otra cosa que no fuera aquella imagen tan rara de ella misma. Y se sintió mejor, a tal punto que decidió darle un nueva oportunidad a la "ella" que era ahora. 

Volvió a observarse, pero esta vez de otra manera, con los ojos del alma. 
Se encantó de esos brillos, de esa calidez, de esa sonrisa. Y se sintió en casa, aunque no se reconoció por completo... y pensó que los cambios podrían valer la pena. 
Mejor dicho, lo afirmó. Y decidió levantar la cabeza que por tanto tiempo había llevado gacha. 
Y ahí la dejó, donde todo el mundo pudiera mirarla, donde todos pudieran conocerla.

Hoy es lo que por mucho tiempo espera ser. 

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