martes, 23 de julio de 2013

Hace falta mucha garra

"No por miedo a perder vas a dejar de intentar. "
"El no ya lo tenés."
"No perdés nada intentando. "

Y así hay muchas frases recurseras que tenemos en la cabeza porque por fuerzas divinas, todo el mundo, inclusive yo, repite cuando aconsejamos, escuchamos, ponemos la oreja, la mano, el hombro, y dedicamos el día a salvar el de otro.  
Pero ese es el problema, una frase no es útil solo por poder aplicarla a en algún consejito, sino porque la aplicamos a nosotros mismos. El secreto: esto debe ser sin que nadie nos la diga en ese momento. Sentarnos, hacer introspectiva y entenderla por cuenta propia. Si, llego a nuestra cabeza gracias a que la repetimos reiteradas veces y más de una vez nos la dijeron a nosotros. Pero hasta no llegar un poquito más adentro, más allá de nuestras neuronitas, no surge efecto. 
La tendremos que sentir, llorar, sufrir y repetir. Diga dos Padre Nuestros, cinco Ave María, tres veces el Himno nacional, ocho el de la Alegría y por último tóquese la punta de la nariz con la lengua. Ahí podrá entender de una vez por todas, que al fin y al cabo, no importa cuantas veces nos digan las cosas, podemos no comprenderlas ni convertirlas en nuestras. Vale la pena el esfuerzo, y no por eso voy a dejar de dar consejos. Pero no querramos convencernos de que por decirlo lo entendemos. 

Hace falta mucha garra para que un pensamiento, se vuelva creencia y para que eso se haga práctica. 

Puedo decir que hasta ahora hay una que me la podría hasta tatuar:
"El no ya lo tenés".

Ahora solo me falta aprender a decir no. 

No hay comentarios: