lunes, 8 de julio de 2013

In

Seguridad
Cómo una palabra puede volverse tu peor enemigo, puede ser tan fuerte como para debilitarte.
Cómo te quita tanto...

Que difícil es saber que las cosas no son tan simples y que podés estar cometiendo un error.
Estar ahí a punto de pisar el palito, y sin darte cuenta, lo haces, con todas tus fuerzas, estás errando, y a decir verdad ni intentaste evitarlo.

No sabes cuales son las razones, pero algo adentro tuyo dice que si pasa, es tu culpa. Y levantas la cabeza, y le haces tu peor gesto al destino y le gritas: No macho, esto no me lo merezco.
Pero lo gritas en silencio... Y solamente vos lo escuchaste, y no terminas de convencerte. No terminas de estar seguro... Por que esa palabra no te caracteriza como antes. No existe. Y te diste cuenta tarde, que la seguridad es subjetiva. Donde pensaste que estabas bien, amarrado para no caer, olvidaste ver que los cables posiblemente estaban viejos, sucios y sueltos. Era cuestión de una simple lluvia para terminar de cortarlos. Y vos, ahí seguro. Te creías seguro. Que nada podía desatarte. Iluso.
Vinieron y te dijeron muchas veces que no todo es lo que parece. Pero creíste en tu instinto, en tu corazón.

Y de repente eso que no pensabas, pasa. Se suelta un cable, uno menos, el más grueso, el que todo lo sostiene, el que te daba seguridad aunque no lo vieras.
Y aunque todavía seguís atado a varios, son muy finos. Los ves, pero te dan miedo. Miedo a que pase una brisa de otoño, o que el sol este muy caliente, o la lluvia sea ácida. O hasta que un inocente pájaro se pose sobre el.

Que difícil saber que las cosas no son tan simples.
Y que de un segundo a otro te sentís cincuenta centímetros mas pequeño. Como un niño de 5 años, que no se anima a subirse a la bicicleta, hasta que le pongan las rueditas.

"Mami, poneme las rueditas, que se que así no me caigo"
Dame algo para apoyarme para pensar que estoy en buenas manos.


No hay comentarios: